Mami, en el disléxico me dicen colegio

Cada alumno es especial y tiene sus propios ritmos de aprendizaje. No a todos se les puede poner frente a un libro de matemáticas, lengua, sociales, y esperar que con unos cuantos ejercicios y un repaso de la teoría entienda todo a la perfección. Puede que algunos afortunados tengan facilidades para aprender, pero a muchos es una tarea que les resulta más ardua. Por ello, propongo hablar sobre la dislexia y que es una discapacidad que me toca bastante ya que puedo aportar alguna experiencia de cuando era pequeña. A pesar de que no se me ha llegado a diagnosticas en ningún momento, leyendo los síntomas, si que me he sentido bastante identificada. 




La dislexia es una discapacidad que dificulta el aprendizaje ya que interfiere en la adquisición de las competencias básicas de escritura, lectura, y habla. Para poder identificar algunas de los síntomas os cuento que pueden ser cosas como las siguientes (no vaya a ser que os pase algo de esto y no lo sepáis aún):

1. Dificultad para rimas, asociar sonidos y símbolos

2. Habla tardía y menor fluidez

3. Dificultad para seguir instrucciones o reglas de un juego

4. Dificultad para pronunciar palabras nuevas 

5. Difícil distinción entre derecha e izquierda

6. Invertir letras y números al leer 

7. Dificultad a la hora de tomar notas

8. Problemas con el deletreo

9. Sentirse cansado o frustrado al leer

10. Dificultades al ver la hora

Además, si vemos estos síntomas, podemos asumir que la dislexia únicamente afecta al ámbito educativo, sin embargo, también puede ser algo determinante en el crecimiento social. Una persona disléxica que tiene dificultades para encontrar palabras puede tener problemas con su lenguaje expresivo”, dice Scott Bezsylko, director ejecutivo de Winston Preparatory School. Y no solo esto, ya que aquellos que no son diagnosticados, y no saben qué es lo que les impide avanzar, pueden sufrir de baja autoestima. Ven que se esfuerzan, que no consiguen nada, y se ven incapaces, dejan de creer en sí mismos.


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A modo de experiencia personal, cuando estaba en infantil, el primer año que te empiezan a enseñar a leer, yo era un desastre. Mezclaba la b con la p, la m con la n, la b con la d...y fijo que alguna más que no me acuerdo. ¿Qué hacían conmigo en el colegio cuando veían que todos eran capaces de leer y yo aún no diferenciaba las letras? Era un poco la 'señalada', la que le costaba, la que aún no se sabía las letras...

Cada día, la profesora llamaba a unos pocos alumnos a repasar con ella alguna lectura, y daba la casualidad que yo era la única a la que llamaban todos los días a leer con ella a la mesa del profesor. Como comprenderéis, si a una niña de unos 5 años se le está continuamente llamando a leer, recalcándole las letras que no se sabía, sin casi ningún estímulo de ánimo, o sin casi experiencias de éxito...llega a un punto de frustración considerable. Mi padre incluso me tenía que ayudar en casa, se pasaba horas leyendo conmigo, incluso me leía el cuentos para que empezase a asimilar los sonidos con las letras, a ver si este método me ayudaba a mejorar sin que tuviese que ser la 'señalada' en clase. Afortunadamente, aprendí a leer, más tarde que pronto y siempre más lenta que los demás, pero aprendí.

 

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Pensaréis que al aprender a leer se me acabarían los problemas...PUES NO. El hecho de no saber leer muy bien, porque aunque aprendiese, me costaba, no lo entendía como tal. Me terminé aprendiendo sonidos y letras, pero no entendía lo que decía o leía, y esto me hizo tener INMENSOS problemas con las matemáticas, mayoritariamente los problemas. En operaciones era un hacha, pero los problemas de furtitas y trenes que van a 50km por hora...se me atravesaban. Para que me entendáis, y sin exagerar, yo era de la que en un problema de frutitas te sumaba las peras, los plátanos y las manzanas y en el resultado le daban fresas.

Evidentemente, para solucionar todo esto, me aburrían mis padres a hacer cuadernos de rubio de escritura, de problemas, de operaciones...ASÍ TODOS LOS VERANOS. Y llego el momento en que, aunque no lo entendiese en su totalidad, conseguí avanzar, puede que por esquemas que se me llegaran a crear en la mente, no lo tengo muy claro, pero aprobaba y con eso me valía.

Hoy en día no tengo muchos problemas, o por lo menos nada que me impida aprender, si que mezclo el orden de algunas letras, la derecha y la izquierda las tengo que pensar unos segunditos, y hago la 'm' y la 'n' al revés, por lo demás...todo bien. Nunca sabré si tuve dislexia, ya sea en mayor o menor grado, o si tengo algo de ella, porque conseguí lidiar con estos problemas y por ahora me va bien.

Lo que si me gustaría es recalcar que no es agradable para un niño pequeño ser el 'señalado' por no saber hacer algo bien. Puede que el salir a la mesa del profesor a repasar las letras todos los días, que todos los compañeros lo vean, no sea la mejor motivación para el alumno. Se le puede ayudar en otro momento, sin que los compañeros estén presentes, en horas extra, particulares, o apoyos. Y muy importante, ANÍMALE Y DILE LO QUE HACE BIEN!!

                                   no te rias | Desmotivaciones


Este post ha sido un poco diferente, es una experiencia personal...en caso de que os haya pasado algo del estilo, ya sabéis...dejádmelo en los comments!


Comentarios

  1. Hola Sara! Los disléxicos con la cerveza nos venimos abirra! Me ha gustado mucho tu entrada desde la experiencia personal! Yo con la derecha y la izquierda me confundo siempre, no se el porqué pero no tengo el concepto interiorizado siempre tengo que mirar un lunar que tengo en la mano derecha para distinguirlas.. Un saluod!

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